miércoles, 30 de diciembre de 2015

LOS JUDIOS GRIEGOS DE LA CIUDAD DE SALONICA

 HISTORIA DE LOS JUDIOS DE SALONICA (ACTUAL CIUDAD GRIEGA)                                                                                                                                                                                                                         
 Dos Rabinos de Fin de Siglo 19.

Los primeros judíos

Se cree que los judios de Alejandria (Egipto) que llegaron en el 140 Antes de la Era comun, fueron los primeros en asentarse en Salonica.

La comunidad judia fue poblacion mayoritario por mucho tiempo, lo que la convierte en la unica ciudad en la diaspora donde se halla producido. La comunidad fue aniquilada durante la segunda guerra mundial.

En 1170, Benjamin de Tudela menciona la existencia en Salónica de una comunidad de 500 judíos. En los siglos siguientes se añadieron a esta comunidad judíos Romaniotas (es decir, de lengua griega) e italiotas. Hubo, por lo tanto, presencia judía en la ciudad en epoca Bizantina, pero debió de ser mínima, ya que apenas ha dejado huella alguna. No se sabe con exactitud en qué parte de la ciudad se encontraban asentados los judíos.

Al iniciarse la dominación otomana de la ciudad, en 1430, los judíos eran todavía poco numerosos. Los otomanos tenían la costumbre de trasladar poblaciones al interior de su imperio a medida que avanzaban sus conquistas militares, mediante el llamado sürgün o traslado forzoso de poblaciones, y, tras la caída de Constantinopla, en 1453, judíos procedentes de comunidades de los Balcanes y de Anatolia fueron forzosamente trasladados a Estambul para poblar la nueva capital del imperio. A causa de estas medidas, Salónica fue vaciada de su población judía, como queda demostrado por un censo otomano de 1478, en el que no aparece ni un solo habitante hebreo en la ciudad. La política de traslado de poblaciones continuaría durante el siglo XVI, tras la llegada de los sefardíes. Se sabe, por ejemplo, que en 1523 ciento cincuenta de las familias judías más ricas de Salónica fueron obligadas a trasladarse a Rodas.


Llegada de los sefardíes

Las rutas de la diaspora judía convergían en Salónica.
No fue hasta después de la expulsion de llos judios de España, en 1492, que Salónica fue convirtiéndose progresivamente en un centro de acogida para numerosos judíos procedentes de España, que llegaron allí directamente o tras pasar por Portugal o el sur de Italia, zonas que más tarde se sumarían también a los decretos de expulsión. El Imperio Otomano, de acuerdo con lo establecido en la legislación musulmana sobre las «gentes del libro» (en árabe ahl al-kitâb), que acordaba una especial consideración a cristianos y judíos en su condición de dhimmi, aceptó e incluso alentó la instalación de judíos afectados por los decretos de expulsión.

Los primeros sefardíes empezaron a llegar en 1492, procedentes de Mallorca. Se trataba de "arrepentidos", que habían regresado al judaísmo tras su conversión forzosa al catolicismo. En 1493 se les unieron judíos de Castilla y de Sicilia, y, en los años siguientes, de otros lugares, como Aragón, Valencia, Calabria, Venecia, Apulia, Provenza y Nápoles. Posteriormente, entre 1540 y 1560, buscaron refugio en Salónica judíos portugueses, que huían de la persecución desencadenada en dicho país contra los llamados "marranos" (criptojudíos). Además de los sefardíes, llegaron también algunos askenazíes de Austria, Transilvania, y Hungría, a veces trasladados a la fuerza en los sürgün que siguieron a las conquistas de los mencionados territorios por Solimán el Magnífico, desde 1526. Así, los registros de Salónica indican la presencia de «judíos de Buda» tras la conquista de esta ciudad por los turcos en 1541. La importancia de la inmigración judía fue tal que en 1519 los hebreos representaban ya el 56% del total de sus habitantes, y en 1613, el 68%, con 2.933 familias Desde el siglo XVI, Salónica se convirtió en la ciudad hebrea más importante del Mediterráneo, hasta el punto de ser llamada "la Jerusalén de los Balcanes".




En Salonica convergian distintos puntos de la diaspora.


A diferencia de lo que ocurrió en otros lugares del Imperio Otomano donde existían previamente comunidades de judíos romaniotas y se produjeron tensiones entre estos y los recién llegados sefardíes, en Salónica, donde debido a los traslados forzosos de población apenas quedaban judíos, no se dieron problemas de este tipo. Cada grupo de recién llegados fundó su propia congregación. Los ritos (minhaggim) de cada una de estas congregaciones (kehalim) diferían de los de las demás. La sinagoga era la base de cada grupo, y su nombre aludía a menudo al origen de los inmigrantes. Las comunidades no estuvieron exentas de cismas, lo que explica, por ejemplo, la existencia de una sinagoga Katallan Yachan ("antigua Cataluña"), fundada en 1492, y la aparición luego de una Katallan Hadach ("nueva Cataluña") a finales del siglo XVI.

Una institución federal, denominada Talmud Torá Hagadol, se creó en 1520 para coordinar al conjunto de las congregaciones y tomar decisiones (ascamot) conjuntas.


En el siglo XVI, Salónica estaba situada en el corazón del Imperio Otomano, y la influencia de su comunidad llegaba a todo el mundo judío oriental.

                               Cementerio Judio principios Siglo.xx.
Era un vasto cemetnerio judio que contenia entre 300 mil a 500 mil tumbas. Fue destruido en la segunda Guerra Mundial por los Nazis. 

La población sefardí se instaló principalmente en los grandes centros urbanos del Imperio Otomano: Estambul, Salónica y, posteriormente, Esmirna. A diferencia de lo que ocurría en otras grandes ciudades del Imperio, en las que los negocios estaban principalmente en manos de cristianos (griegos y armenios), en Salónica eran los judíos quienes los controlaban. Su pujanza económica se hizo tan grande que el puerto y los comercios no funcionaban el sábado, el día del descanso semanal (shabat) prescrito por el judaísmo.

La actividad económica relacionaba a Salónica con el resto del Imperio Otomano, pero también con los estados latinos de Venecia y Génova, así como, naturalmente, con todas las comunidades judías dispersas por el Mediterráneo. Prueba de la gran influencia de los judíos de Salónica sobre los negocios de la zona fue el boicot, en 1566, al puerto de Ancona, en los Estados Pontificios, tras el auto de fe de 25 "marranos" ordenado por el Papa Pablo IV.

La peculiaridad de los judíos tesalonicenses residía en que intervenían en todos los sectores económicos y no se limitaban a especializarse en alguno de ellos, como ocurría en los lugares en que estaban en minoría. Había judíos en todos los niveles de la escala social, desde porteadores hasta grandes empresarios. Un dato significativo a este respecto es que Salónica contaba con un gran número de pescadores judíos, caso prácticamente único, del que sólo puede encontrarse un paralelo en la tierra de Israel.


          
En la foto un Judio que vendia limonada en la calle.

Pero el principal negocio de los judíos era la artesania textil, en particular el hilado de lana.   


Salónica fue también un importante centro del estudio de la Cábala y de la Halajá, o ley judía, con figuras tan relevantes como Samuel de Medina (1506-1589).


Shabtai Tzvi "EL FALSO MESIAS"

El judaísmo tesalonicense se había beneficiado durante mucho tiempo de los sucesivos aportes de ideas y conocimientos traídos por las diferentes oleadas de migración sefardí. Al ir estas decreciendo a lo largo del siglo XVI, el pensamiento judaico se hundió en la rutina, empobreciéndose considerablemente.Seguían frecuentándose las yeshivot, pero la enseñanza que allí se impartía se hizo muy formalista. La edición de obras religiosas prosiguió pero sin renovarse. Un testigo extranjero informa de que «son siempre las sempiternas cuestiones de culto y de jurisprudencia comercial las que absorben su atención y en las que emplean sus estudios y sus investigaciones. Sus obras son, en general, una repetición de los escritos de sus predecesores.»

Desde el siglo XV, se había desarrollado una corriente mesiánica en el mundo sefardí; la redención que marcaba el fin del mundo, en hebreo gueulah, parecía inminente. Esta idea, que encontró un ambiente propicio en la decadencia económica de Salónica, se mantuvo gracias al creciente desarrollo de los estudios cabalísticos basados en el Zohar, que se encontraban en plena expansión en las yeshivot de Salónica. Se anunció el fin de los tiempos, sucesivamente, para 1540 y 1548, y luego para 1648 y 1666.


Fue en este contexto en el que hizo acto de presencia un joven rabino procedente de la vecina Esmirna: Shabtai Tzvi. Expulsado de esta ciudad hacia 1651 tras haber proclamado ser el mesías, llegó a Salónica, donde muy pronto ganó una extraordinaria reputación de sabio y cabalista.El grueso de sus seguidores eran miembros de la sinagoga Shalom, a menudo antiguos marranos.nTras varios años de prudencia, desencadenó un nuevo escándalo al pronunciar en un banquete solemne celebrado en el patio de la sinagoga Shalom el tetragrammaton, inefable para el judaísmo, y presentarse como el machia'h ben David, es decir, el mesías hijo de David. El consejo rabínico federal lo expulsó de la ciudad, y Shabtai Tzvi partió a predicar su doctrina en otras ciudades del mundo sefardí. Su predicación dividió a la comunidad judía, tanto en Salónica como en otras ciudades, y causó tales desórdenes que Shabtai Tzvi fue arrestado y luego llevado a Adrianópolis ante la presencia del sultán. Allí, intimado a demostrar sus poderes sobrenaturales rechazando las flechas con que se le amenazaba, terminó por abjurar de su fe y convertirse al Islam. Este golpe de efecto fue diversamente interpretado por sus adeptos. Algunos vieron una señal y se convirtieron al Islam; otros rechazaron su doctrina y retornaron al judaísmo ortodoxo; y hubo quienes, aun permaneciendo externamente fieles al judaísmo, continuaron siguiendo en secreto las enseñanzas de Shabtai Tzvi.

En Salónica, 300 familias de entre las más ricas de la ciudad optaron por abrazar el Islam en 1685, sin que las autoridades rabínicas pudiesen protestar, ya que la conversión era bien vista por las autoridades otomanas.


Renovación 

Los judíos de Salónica conocieron a partir de la segunda mitad del siglo XIX un verdadero renacimiento. La regeneración provino de los judíos franceses, los frankos, es decir, los llegados en aquella época de países católicos, y en particular de los judíos de Livorno, en Italia. La renovación se inscribió en un contexto general de apertura de los Balcanes a la modernidad occidental que llevó al mundo otomano técnicas e ideas nuevas.
Industrialización


Salónica conoció a partir de la década de 1880 un importante proceso de industrialización que la convirtió en el pulmón económico del Imperio Otomano en su fase de decadencia. Entre 1880 y 1912, se duplicó el volumen de mercancías que pasaban por su puerto, convertido en el tercero más importante del Imperio Otomano. De los 50 grandes negocios existentes en Salónica por aquellos años, 38 pertenecían a judíos.

La Haskalá

Con la llegada de la Haskalá, el poder religioso perdió su influencia sobre la población.
La Haskalá, movimiento filosófico judío inspirado en la Ilustración europea, llegó al mundo otomano a finales del siglo XIX, después de haberse propagado entre las comunidades judías de Europa occidental y oriental. Los mismos que llevaron a cabo la renovación económica de Salónica se convirtieron en los emisarios de este nuevo movimiento.


En 1912, tras la Primera Guerra de los Balcanes, los griegos se apoderaron de Salónica junto con los búlgaros, y después terminaron por incorporar la ciudad a su territorio. Este cambio de soberanía fue mal recibido por los judíos, que temían les causase perjuicios, inquietud reforzada por las propagandas de Bulgaria, Serbia y el Imperio Austro-húngaro, que deseaban atraer a los judíos a su causa. Ciertos judíos abogaron entonces por la internacionalización de la ciudad bajo la protección de las grandes potencias europeas, pero su propuesta tuvo poco eco, ya que los países europeos terminaron por aceptar los hechos consumados.Los griegos, sin embargo, tomaron ciertas medidas provisionales con el objeto de favorecer la integración de los judíos,como por ejemplo permitirles trabajar los domingos para así poder observar el Shabat. La economía se benefició de la anexión, ya que abrió a Salónica las puertas del mercado de la Grecia septentrional y de Serbia, con la cual Grecia había establecido una alianza; la instalación de tropas del ejército de Oriente de los Aliados, después del estallido de la Primera Guerra Mundial, tuvo como consecuencia un renacimiento de la actividad económica. El gobierno griego veía con buenos ojos el desarrollo del sionismo y el establecimiento de un hogar en Palestina para el pueblo judío, ya que coincidía con su deseo de desmembrar el Imperio Otomano. La ciudad recibió la visita de grandes líderes sionistas, como Ben Gurión, Ben Zvi y Jabotinsky, quienes veían en Salónica la ciudad modelo en la que debería inspirarse su futuro estado.


LA GUERRA


El 28 de octubre de 1940, Italia decidió invadir Grecia tras haber rechazado su ultimátum el dictador griego Ioannis Metaxas. Siguió la Batalla de Grecia. Aunque la nación helena resistió con éxito las primeras ofensivas italianas, hasta marzo de 1941, el 6 de abril fue invadida por Alemania y rápidamente conquistada. Los judíos participaron en las campañas militares. 12.898 de ellos formaron en las filas del ejército griego; 4.000 participaron en las campañas de Albania y Macedonia; 513 se enfrentaron a los alemanes. En total, murieron en la guerra 613 judíos, de los que 174 eran de Salónica. La Brigada 50 de Macedonia era llamada «batallón Cohen» a causa del gran número de judíos que formaban en sus filas. Tras la derrota griega, muchos soldados judíos sufrieron la congelación de sus extremidades inferiores al regresar a pie a sus hogares.

La mayor parte de la población judía de Grecia se encontraba en la zona alemana; en Salónica habitaban por entonces 56.000 judíos.

El gran rabino de Salónica, Zvi Koretz, fue arrestado por la Gestapo el 17 de mayo de 1941 y enviado a un campo de concentración en las cercanías de Viena, de donde regresaría en enero de 1942 para volver a su posición de rabino. En junio, enviados del Einsatzstab ("estado mayor especial") Rosenberg llegaron al lugar y saquearon los archivos judíos, enviando toneladas de documentos de la comunidad al Instituto nazi de investigaciones judías (Institut für Judenforschung) con sede en Fráncfort.Todos esos documentos se perderían para siempre. Por otro lado, los judíos sufrieron, como el resto de sus conciudadanos, una terrible hambruna, ya que el régimen nazi no concedía ninguna importancia a la economía griega. Se ha calculado que durante el invierno de 1941-1942 murieron de hambre unos 600 judíos de Salónica. La comunidad de Salónica, con la ayuda de la de Atenas, logró reunir 2.000 millones de dracmas de la enorme suma de 3.500 millones que habían exigido los alemanes para repatriar a los trabajadores forzados. Los alemanes aceptaron liberarlos, pero, en contrapartida, exigieron a instancias de las autoridades griegas el abandono del Cementerio judío de Salónica, que albergaba entre 300.000 y 500.000 tumbas; por su forma y ubicación, este cementerio había resultado siempre un obstáculo para el crecimiento urbano de Salónica. Los judíos iniciaron el traslado de las tumbas a los terrenos que se les habían asignado en la periferia, pero las autoridades municipales, pretextando que los trabajos se llevaban a cabo con excesiva lentitud, decidieron ocuparse directamente de la tarea. 500 obreros griegos pagados por las autoridades municipales comenzaron a destruir las tumbas. El cementerio quedó transformado en una enorme cantera en la que griegos y alemanes se proveían de losas sepulcrales, que utilizaban como material de construcción. En este lugar se alza actualmente, entre otros edificios, la Universidad Aristóteles.
Se calcula que entre los comienzos de la ocupación y el final de las deportaciones, entre 3.000 y 5.000 judíos consiguieron escapar de Salónica, obteniendo un refugio provisional en la zona italiana de Grecia.

Más de 48.000 sefardíes de Salónica fueron enviados a los campos de concentración nazis.

Cerca del 98% de los habitantes judíos de la ciudad murieron durante la guerra. 

Únicamente los judíos de Polonia sufrieron una mortalidad tan elevada.


Cultura / Lengua 

Judeoespañol

Lo habitual era que los inmigrantes judíos aprendiesen y utilizasen la lengua de su país de adopción, pero no ocurrió esto en el caso de los sefardíes del Imperio Otomano que, llegados en masa, conservaron el idioma de sus antepasados. Los judíos de Salónica trajeron su lengua de España, el judeoespañol (djudezmo), es decir, el español del siglo XV, que evolucionó de manera autónoma y que utilizaban en su vida cotidiana. Oraban y estudiaban en hebreo y arameo, y utilizaban como todas las otras comunidades sefardíes lo que Haïm Vidal Séphiha llama el judeoespañol calco, que consistía en la traducción de textos hebreos al judeoespañol respetando el orden de las palabras y la sintaxis hebrea.Estas dos lenguas, djudezmo y ladino, se escribían en caracteres hebreos, aunque para el judeoespañol se utilizaron también caracteres latinos. Aparte de estas dos lenguas que habían traído en su exilio, los judíos de Salónica hablaban ocasionalmente el turco otomano, la lengua del Imperio, escrita en caracteres arábigos. La Haskalá, propagada por los judíos "frankos" permitió una amplia difusión del francés, enseñado en las escuelas de la Alianza Israelita Universal, y, en menor medida, del italiano. Tras la incorporación de Salónica a Grecia, en 1912, el griego moderno se impuso en la escuela y fue aprendido por tanto por varias generaciones de judíos de la ciudad. En nuestros días, es esta la lengua principal de los judíos que todavía residen en Salónica.



Renacimiento de la literatura sefardí

Hasta el siglo XVIII, todos los libros que se publicaban estaban relacionados con la religión. Sólo comenzaron a abordarse otros temas entrado el siglo XIX, gracias a la difusión de las ideas de la Haskalá, coincidiendo con el proceso de modernización que vivía la ciudad. A partir de 1870/1880, alcanzó una gran importancia el periodismo, principalmente en judeoespañol, pero también, a causa de la influencia de las escuelas de la Alianza Israelita Universal, en francés. Algunos de los más importantes periódicos de Salónica fueron La Época (fundado en 1875) y El Avenir (en 1898). La prensa fue también un eficaz medio de difusión de las nuevas ideologías: el sionismo, a través de diarios como El Macabeo o La Renacencia judía; y el socialismo, gracias a publicaciones como El Pueblo, La Solidaridad Obradera o La Voz del Pueblo. No faltaron tampoco los periódicos satíricos, como El Kirbach ("El Látigo"), El Chaketón ("La Bofetada") y Charló. En 1929, la comunidad de Salónica contaba con catorce periódicos, de los cuales 7 eran diarios (cuatro en judeoespañol y tres en francés), y cada uno de ellos tenía entre 1.000 y 2.000 lectores.

Mención aparte merece la riquísima literatura de transmisión oral de Salónica. Como en otros lugares del mundo sefardí, los romances se cantaban en muchas circunstancias de la vida, tanto para acompañar las tareas cotidianas como para solemnizar momentos festivos, como la boda o la circuncisión. En judeoespañol eran denominados romansas (no confundir con las novelas o romansos), aunque esta etiqueta se extendía también a otros poemas que no tenían por qué ajustarse al esquema métrico del romance. Otro género de la poesía tradicional era el de las canticas (canciones líricas, generalmente de tema amoroso). Al igual que en otros centros de la cultura sefardí en el Mediterráneo, el patrimonio oral de Salónica es también muy rico en refranes y cuentos populares.



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